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Todas las personas tenemos un sueño que despierta nuestros más grandes miedos, son verdaderas pesadillas capaces de hacer que la noche sea eterna.
Cuando tenía 16 años, un buen día, más bien, una aterradora noche, soñé con gatos. Eran negros y de todos tamaños, pero con una misma intención: asesinarme.
En la noche, en un callejón alumbrado por farolas, había un bote de basura cerrado con un gato encima, tenía el pelo erizado y alargadas garras. Miraba atento a todos mis movimientos. Un escalofrió recorría mi columna vertebral hasta mi cráneo. El gato se corvó, sin emitir ningún sonido. Por el rabillo del ojo, distinguí una silueta que se acercaba lentamente. Voltee la mirada, para descubrir que era un gato más, éste era pequeño comparado con el primero. Después escuche un maullido a mis espaldas, di media vuelta y ahí estaba el tercero, moviendo su cola de un lado a otro.
Comencé a respirar con dificultad, se me salían las lagrimas. Alguna vez, alguien me dijo que los gatos atacaban a los ojos, si era así, no podría volver a ver la luz, que da un respiro de una mañana fría. En vez, pasaría el resto de mi vida sumida en una eterna oscuridad, sin ojos; con las cuecas vacias, llenasde sangre y mierda acumulada.
Los tres gatos se abalanzaron sobre mí, desgarrándome la piel con sus uñas afiladas. Gritaba, pero nadie me oía; no importa que tan alto grites en los sueños, estoas ahogaran tus quejidos.
En un momento dado, deje de ver. Los malditos gatos me habían arrancado los ojos. El más pequeño de los tres mininos, bebía la sangre de mis orbitas. Tome al gato por la cola y lo lancé por los aires, se estrelló contra la pared y cayó muerto al piso.
Me incorporé como pude. Todo se quedó en silencio, la sangre me escurría por la cara. Poco a poco, empecé a distinguir una luz proveniente del horizonte; abrí los ojos y había amanecido, solo había sido un sueño.
Un mes duró esta pesadilla; una noche, sí y la otra, también. Algunas veces variaba, pero siempre era desagradable y horrible. Un buen día dejé de soñarlo, aunque el temor a que regresara, aún hoy, permanecía latente.
Ahora tengo 28 años. Me he levantado esta mañana, empapada en sudor. Me dirigí hacia la cocina donde estaba mi madre, que se encontraba desayunando, y le he dicho "Mama, hoy soñé con gatos"
FIN
Nota: Este cuento está basado en hechos reales. A la edad de 16 años sufrí de pesadillas con gatos, todos los días durante mes y medio. Eran realmente aterradoras. Doce años después, tengo estos sueños, pero esporádicamente. |
Una clara fobia, que pena que se trata de gatos, yo los amo.
ResponderBorrarbuen relato, bastante explícito y a la vez con un final como un golpe seco en medio de la monotonía...
vigila tu tipeo y las tildes =D
Muchas gracias por tu comentario, tomaré en cuenta tus observaciones, pues nunca están de más. A veces, aunque uno mismo lea y lea sus relatos, no ve sus equivocaciones hasta que otra persona las ve, jaja.
BorrarSí! justamente así es! incluso llegas a desarrollar muletillas de palabras, por ejemplo cada vez que escribo hombre me sale hombro, o visceversa, jeje.
BorrarPensé que era a la única que le pasaba lo de hombre y hombro, jaja, es bueno saber que no estoy sola, jaja
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