: | Era un día como cualquier otro. Esperaba el colectivo después de un arduo día de clases. Subí, como dictaba la rutina. Al entrar vi a alguien. No era una chica, era "la" chica. Tenía ese algo, ese algo que nos enamora de las personas. Ese algo que muchas veces no sabemos qué es exactamente, y por eso lo llamamos así. Ese algo que nos cautiva y atrapa. No supe si eran sus ojos o su sonrisa, o tal vez su nariz. En fin, me gustó, y pensé que posiblemente ella podría ser la mujer indicada para mí. Posiblemente la búsqueda habría finalizado.
No tenía idea que hacer, como "romper el hielo", que decirle. Preferí esperar, no a que pasara algo mágicamente, sino a esperar a verla nuevamente días después. Había decidido escribirle.
"¿Nunca te pasó eso de ver a alguien en la calle, en un colectivo o en algún comercio, y pensar "esa persona me gusta"? A mi sí, no se a vos.
Sentir esa sensación de incertidumbre, por no saber si esa persona que te gusta está interesada en vos. Sentir esa impotencia por saber que sos incapaz de hablarle, decirle algo o hasta mirarla. Comprender que tal vez nunca más la vuelvas a ver. Pero lo peor de todo es quedarte con la duda de no saber absolutamente nada de lo que ella piensa de vos.
Eso me paso con vos, pero esta vez no quise sentir todas esas cosas. Preferí arriesgarme, quiero saber que se siente hacerlo por una chica.
Sé que no te conozco, y vos tampoco a mí. Me enamoré de alguien que no tengo idea de quien es, no se tu nombre, tu edad, nada.
Estuve pensando día, tarde y noche que escribirte. Traje todos los días en el bolsillo de mi pantalón esta carta esperando poder verte para dártela, eso explica un poco el estado en el que te la entregue.
Es la primera vez que hago semejante locura. Lo hago porque me puse a pensar, ¿Qué pierdo? y me di cuenta que nada. Pero tal vez gane algo, algo más importante que cualquier cosa que pueda perder.
Dicen que la única forma de ganar es arriesgar, pero si pierdo, podré decir con orgullo, "lo intenté".
Lo único que te pido es una oportunidad, una pequeña oportunidad de que me conozcas.
Sé que no soy el más guapo del mundo, pero me cansé de este mundo superficial. Creo que alguna vez en la historia de la humanidad, las cosas tienen que cambiar, y el momento de romper estas leyes impuestas por la sociedad, es hoy. No quiero que me prejuzgues por mi apariencia física, o saques tus propias conclusiones de como soy. Quiero que me conozcas, yo no soy como los demás.
Seguro que si lees esto es porque por lo menos no tiraste mi carta, algo que me gustaría muchísimo.
Sinceramente no escribo mas porque no quiero hacer esto tan largo, tengo muchas cosas mas por decirte, contarte, pero eso, depende de vos."
La carta estaba lista, solo faltaba la parte mas importante, entregársela. Estuve esperando aproximadamente una semana para poder verla nuevamente.
Subí. Ella estaba sentada atrás. Nunca me había sentido tan nervioso en mi vida. El miedo me apabullaba. Sentía que el sudor transitaba por mis manos lentamente. Faltaban aproximadamente 3 cuadras para que yo me baje, y todavía estaba pensando que decirle, como entregársela.
Mientras analizaba las posibilidades, me di cuenta de un gran detalle: Su ropa. No era fea o algo por el estilo, era peor: tenía el conjunto de egresados. Eso significaba que era por lo menos 3 años mayor. Dudé en actuar o no, ya que era prácticamente imposible que se fijara en mí. Pero a pesar de todo, decidí hacerlo, había desperdiciado mucho tiempo en hacer esa carta como para tirarla a la basura.
El momento crucial se aproximaba, faltaba una cuadra. Toqué el timbre, y apenas lo hice me di vuelta para dársela. Cuando se la entregué, le dije suavemente "Tomá, es para vos". Cuando ella levantó la cabeza para verme, yo ya estaba bajando.
No quise mirar atrás. Una catarata de emociones se apoderó de mi cerebro. Alegría, porque sentía que me había sacado un peso de encima. También sentía una gran incertidumbre, por no saber que estaba pasando en ese colectivo, en el que dejé parte mí a una total extraña. Hasta tuve ganas de ponerme en cuclillas y llorar, si, llorar. Quizás por alegría, quizás por tristeza, o quizás era una simple manera de descargar todas esas emociones.
Cuando llegué casa, sentía unas terribles ganas de echarme a dormir.
Era consciente de que había hecho una locura, que mi vida no iba a ser lo mismo. Había logrado desafiar las leyes de la sociedad, pero, tenía miedo. Miedo a ser rechazado. Miedo a ser humillado, a haber sufrido tanto, para solo recibir un "no".
Supe que era imposible que quisiera conocerme, pero no quería tirar todo a la basura y tratar de olvidarla, quería continuar con esta idiotez. Entonces decidí escribir nuevamente. Antes del terminado, surgieron miles de borradores, opciones, pero finalmente me quede con esta:
"Odio no poder hacer nada.
Odio saber que por más que quiera cambiar algo, por más que rece, implore al Universo o patalee nunca lo podría hacer.
Siempre pensé que la edad no tenía importancia, pero en esta ocasión, si. Lo único que me queda es esperar. No sé si son los efectos de las hormonas, yo creo que no, ya que es la primera vez que me pasa algo semejante, y no creo que me vuelva a pasar otra vez en mi vida. Además yo no me comporto como un típico "adolescente".
Quiero que sepas que nuca te quise molestar, perturbarte o comprometerte con algo que no debías, solo quise expresar lo que sentía.
Te quiero agradecer por haber gastado parte de tu tiempo en leer las cosas que escribí, pero sobre todo, darte las gracias por, aunque sea un instante de tu vida, haberte interesado en mí, es una de las mejores cosas que me pasó.
Tal vez algún día nos volvamos a encontrar, y para ese día, espero estar listo. Si ese momento no llega nunca, estoy seguro de que siempre te recordaré por ser la primera chica por la que me arriesgué. Tal vez en otra vida se dé.
Gracias."
Puse la carta en el bolsillo de mi pantalón.
Espere días y meses para verla de vuelta, pero no ocurrió. Hasta el día de hoy llevo conmigo esa carta en mi bolsillo, un poco amarillenta y gastada por el paso del tiempo, y esas ganas de verla. Seguiré esperando, es lo único que puedo hacer. Hubiera preferido que me rechace, que rompa mi corazón sin pena, ya que aunque hubiera sufrido un tiempo, me habría dado cuenta de que no era para mí, pero ni siquiera puedo decir eso. No pude conocerla, y el hecho de que posiblemente sea ella la "elegida", me estaba matando, necesitaba verla, tener una charla, o simplemente, despedirme.
A veces nos cuesta olvidar personas que amamos y ya no están, hasta que llegan otras a nuestras vidas, por el simple motivo de que las idealizamos demasiado y pensamos que no hay ninguna persona igual o mejor que esa. |
Claro¡¡ ¿A quién no le ha pasado eso?
ResponderBorrarMe gustó tu historia, espero la siguiente c: