PARTE II
Los ojos violetas siempre distinguieron a los dragones de entre los humanos, pues los dragones tomaron la forma humana, de dos piernas hacía mucho tiempo por una maldición y solo aquellos de sangre noble podían adoptar su apariencia original por un corto periodo de tiempo.
Fue poco el tiempo que permaneció inmóvil y en completo silencio, no habló de nada hasta tener la suficiente fuerza para levantarse. Necesito de tu ayuda, fueron las primeras palabras que pronunció. Entonces le contó acerca de una terrible noticia. Al parecer el emperador dragón, Iván Delrhot Vanholdem, planeaba deshacerse de todos los dragones que no fueran nobles para comenzar una nueva sociedad donde la maldición de sangre dejara de existir y finalmente exterminar a los humanos para reclamar lo que les pertenecía.
Eran unas estremecedoras palabras, las cuales Lyon no podía aceptar con suma facilidad, se trataba del gran emperador dragón, no se podía siquiera imaginar eso. Hasta que un par de días después de haber escuchado esa noticia, observó con tristeza cómo quemaban su granja junto con todas las de su pueblo. Pidieron respuestas pero jamás se las dieron.
Decidido y sin ninguna pertenencia a la cual aferrarse, Lyon se unió al movimiento de Drack, buscando más camaradas que se unieran a la causa. La única manera de detener ese cruel plan era deteniendo al mismo emperador, y para eso era necesario reclutar un gran ejército. Una rebelión que debía luchar para que no los exterminara el mandato de un cruel tirano.
Llevaban meses preparándose para eso, juntando provisiones, armas, suministros y por supuesto más aliados a la causa. Aunque debían permanecer ocultos o de lo contrario se vería truncada su lucha. Es por ello que sus campamentos se mantenían en constante movimiento y los miembros reclutados no podían salir a todo momento o los descubrirían. Drack era el que salía más constantemente, se desaparecía por días y siempre regresaba acompañado por personas de ojos violetas llenas de heridas y carruajes llenos de provisiones. Era la primera vez que regresaba tan pronto y con solo un animal lastimado.
Un par de horas más tarde, Drack se apareció en la tienda donde Lyon trabajaba con el gato.
-¿Cómo está?
-Mejor, ya está estable. Hay que dejarlo dormir y que la medicina haga efecto.
-Gracias.
-¿Y bien? Ahora me dirás por qué lo trajiste al campamento. Tú nunca haces nada sin tener una razón. Te conozco.
-Lo sé… Recuerdas que hace tiempo te dije que necesitaba encontrar algo antes de que nos enfrentáramos contra el emperador.
-Sí.
-Pues al fin lo he encontrado.
-¿Te refieres al gato?
-No es cualquier gato, es uno muy especial.
Debía interrogarlo más pero un llamado hizo que Lyon pusiera su atención a alguien afuera de la tienda. Justo antes de salir escuchó cómo en un susurro, Drack le decía al gato "Lo siento".
Pasaron varios días antes de que los párpados del débil animal se volvieran a abrir, y de nueva cuenta se volvían a cruzar con los ojos violetas de su salvador. Con dificultad levantó la cabeza para encontrarse varios extraños como los mismos ojos que lo observaban fijamente. Sintió peligro y quería alejarse pero sus heridas lo encadenaron a la cama donde reposaba.
Un toque suave de una mano amigable se posó sobre su cabeza, era Drack quién lo acariciaba, despejando todos sus miedos. Entonces una luz se produjo de esa palma al tiempo que una calidez le recorrió el cuerpo. Se envolvió de un resplandor tan corto como un flash, desapareciendo un cuerpo de gato y dejando en su lugar el cuerpo de una joven.
Lyon que se encontraba cerca se quedó asombrado al igual que los médicos que se preparaban a cubrir el desnudo cuerpo de la recién llegada. Mientras ella era atendida, Drack y Lyon salieron de la tienda.
Drack se sentó al pie de un árbol cercano y Lyon permaneció de pie, mirándolo fijamente.
-¿Quién es ella?- preguntó seriamente Lyon, recordando haber visto los mismos ojos violetas en ella.
-Una noble.- dijo sin rodeos Drack.
-¿Una noble? ¿Debes estar bromeando? ¿Cómo es que…?
-Ella no es como los seguidores del emperador. Así que despreocúpate. No hará nada en nuestra contra.
-¿Cómo puedes estar tan seguro?
-Porque la conozco y… porque ella fue la que inició este movimiento rebelde.
-¿Cómo…? ¿Quién es en realidad?
-Ella es Ivy Fiarem Rua Doufreman, la anterior emperatriz dragón.
-Es imposible. Ella murió hace un par de años… ¿No es así?
-…
-Es difícil de creer, cómo es que ella terminó así… Lo que me hace pensar ¿cómo sabes todo eso? ¿Quién eras Drack antes de conocernos?
Sin embargo la respuesta no llegó a los oídos de Lyon pues lo llamaron de urgencia a la tienda donde Ivy estaba se había vuelto un caos y necesitaban la ayuda de ambos.
Cuando entraron vieron volando varias vendas y demás artículos de botiquín hacia los médicos, quienes inútilmente podían protegerse. Era indispensable detenerla, no tanto por el caos que provocaba sino porque con cada movimiento brusco abría sus heridas.
Drack fue el primero en tomar partido, hábilmente logró esquivar todos los proyectiles hasta donde estaba ella. La sujetó de las manos y con un abrazo intentó inmovilizarla. Mientras ella forcejeaba, Drack ordenó a todos retirarse hasta nuevo aviso.
No fue necesario pensar siquiera en la orden que les habían dado, pues todos abandonaron el lugar con calma. Estaban más que seguros de que su líder se haría cargo. Por otro lado, Lyon quería permanecer ya que le era indispensable conocer más del asunto, pero comprendió que aun no era el momento para ello por lo que se retiró, dejando solos a Drack y a su agresiva invitada.
Las heridas de Ivy se abrieron después de tanto jaleo, Drack tuvo que soltarla para que reposara. Cogió una de las muchas vendas que estaban tiradas en el piso y se dispuso a curarla, pero como ya era visto, ella seguía sin confiar en nadie y se mantenía en un rincón protegiéndose con sus brazos.
Drack comprendió que no debía forzarla a salir o el resultado podría ser fatal, así que se sentó en el suelo a unos metros de ella, esperando pacientemente a que se calmara.
Ni una palabra mencionaron, solo la agitada respiración de Ivy servía como sonido de fondo, un sonido que se fue apagando como fue pasando el tiempo.
Una vez que se detuvo, Drack fue el primero en hablar.
-¿Estás bien?- le preguntó para llamar su atención.
Ella levantó su rostro de entre sus brazos, se quedó mirándolo un rato pero no contestó la pregunta de él.
-¿Sabes? Estás sangrando, déjame curarte o podrías morir.- haciéndole lógicamente la situación en la que se encontraba.
Y seguía sin respuesta.
-Lo siento pero no puedo dejarte en ese estado así que me voy a acercar para vendarte de nuevo.-dijo con voz calmada, previniéndola de sus movimientos para evitar un segundo ataque de pánico. Ella volvió a encogerse, como si lo quisiera evitar otra vez pero el dolor de sus heridas la hicieron caer rendida. Drack la tomo entre sus brazos y la acostó en el catre. Con calma limpió sus heridas y cambió los vendajes por unos limpios. En ese tiempo, Ivy se dedicó a observarlo con detenimiento. Cada facción de su rostro, su nariz afilada, sus labios carmesís que desprendían una sonrisa compasiva, su cuello blanco, largo y fino. Además, tras mechones de cabellos negros, estaban esos ojos violetas que había visto anteriormente, unos ojos que desprendían una luz transmitiendo seguridad a quienes caían víctimas de su mirada. Drack terminó su labor médica y se descubrió siendo observado profundamente.
-Tú… eres… -vaciló Ivy. Ella recordaba esas facciones y más que nada esa amabilidad.
-Me alegra que me recuerdes.-mencionó casi en un susurro Drack, pues la felicidad que inundaba su corazón no dejaba espacio para las palabras.
-Has cambiado… -dijo entre sollozos leves Ivy- Siento que… es un sueño… esperé mucho, mucho para volver a ver un rostro conocido.
-Ivy, yo… lo siento.
-No te disculpes… No fue tu culpa.- El cansancio volvió a hacer de las suyas, haciendo que Ivy cerrara los ojos terminando la conversación.
-Descansa, hablaremos cuando te recuperes.-susurró Drack a su oído antes de incorporarse para dirigirse a la salida.
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Noble se nace no se hace...
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