Gabriel era un chico modelo, ese que todas las madres desean como novios de sus hijas. El chico bueno del barrio, educado y servicial.
Doña Teresita, su vecina del tercero izquierda le llamaba "mi ángel de la guarda", siempre aparecía en el momento justo, cuando llegaba del mercado con el carrito hasta arriba y tenía que subir los tres pisos sin ascensor.
Un día el barrio amaneció alborotado, con coches patrulla y sirenas que despertaron a todos. Los policías fueron entrando en cada una de las casas, husmeando cada estancia.
Todos vieron a Gabriel salir esposado con la cabeza cubierta por una capucha, iba cabizbajo y sin atreverse a mirar a nadie.
Los vecinos estaban escandalizados, no entendían nada. Tiene que ser un error; decía doña Teresita, ese chico es un ángel.
Los vecinos fueron averiguando cosas. El señor Paco hablo con uno de los policías, este le dijo que hace tiempo seguían a este individuo, desde que un chaval de doce años consiguió escapar. Otros tuvieron pero suerte.
En el telediario dieron la noticia. Salió el barrio, los vecinos contando aquello tan sabido de que no sabían nada, que parecía un buen chico.
Después pudieron ver la casa de Gabriel: en una de las habitaciones se vio una imagen macabra, Una cama u en cada una de las esquinas una cabellera rubia y rizada.
En el frontal una oración escrita con letras se sangre: " Cuatro esquinitas tiene mi cama, cuatro angelitos que me la guardan"
Por último salió el presunto asesino exculpándose: "yo solo hice lo que me mandaban"
_ Pero ¿quién te mandaba?, preguntó la periodista.
_ Las voces...se repetían en mi cabeza, ellas me obligaron.
_ Voces...¿qué voces? ¿que te decían?
_ Que necesitaban más, que ya casi no quedan y que yo soy el elegido.
¡Que en el cielo quedan pocos angeles!
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Manda la novela a BAN!,
ResponderBorrarestà muy buena!
Gracias por compartirla!