LAS DOS CARAS DEL BULLYING
Desde que la vio, parada sobre la escalinata de su Colegio, celular en mano, esbelta, bella; pero distante, supo que la acosaría.
Que la amenazaría como fuere.
Y así fue. Consiguió su confianza, su número de celular, su dirección de correo electrónico, su twitter y se hizo amiga en las redes sociales.
Su única finalidad era enfrentarla.
Su sola presencia en el aula le producía furor, envidia, deseos de estrujarla, de someterla al sufrimiento, a la humillación que ella padecía al verse en un espejo: su rostro de facciones imperfectas, su color opaco, sus cabellos indómitos, su dentadura despareja, su cuerpo macizo y casi sin cintura… Una figura torpe de mujer frente a una escultura de dimensiones perfectas, de bello rostro enmarcado por cabellos enrulados que caían sobre los hombros cual cascada tornasolada… Ojos de un azul-celeste cielo que seducían al mirarla… Piernas bien moldeadas, y andar cadencioso que atraía a los muchachos.
De noche, cuando permanecía despierta hasta altas horas de la madrugada; cuando sabía que el resto de la familia dormía, comenzaba su asedio, su ataque premeditado.
Sabía que Ella estaba pendiente de sus twitts, de su chat, de sus amenazas veladas. Ya la tenía dominada. Le había quitado la capacidad de defensa y sabía que un día cualquiera la abordaría al ingresar al Colegio, o cuando todos estuvieran observándola encandilados mientras bajaba las escalinatas. Era suya. Estaba en sus manos. Solamente faltaba conseguir el apoyo de algunos compañeros para que no la delataran, para que callaran…
A medida que fue dominando, fue creciendo su agresividad interior que manifestaba en su lenguaje cotidiano; mas nadie prestó atención al cambio.
Comenzó a ensayar el ataque. A prepararse. Fue al gimnasio de la vuelta de su casa y pidió hacer aparatos. Durante un mes concurrió al mismo e insistió en entrenarse en defensa personal aduciendo que se sentía insegura; frente a un posible ataque.
Cuando creyó que sus músculos estaban firmes; que su sistema nervioso respondía al alerta máximo, inició la persecución con vigilancia: horarios, sitios, personas, movimientos…, para saber con precisión los mínimos detalles de la vida de su presa.
La odió cada vez con mayor fuerza.
Hasta que el día señalado, ocultó dentro de su mochila un objeto (un trozo de caño de acero) por si las manos le fallaran; y salió antes de lo habitual de su casa rumbo al Colegio.
La esperó paciente cerca de la escalinata; semi oculta tras el muro…
En cuanto vio que se acercaba se puso en guardia y se aseguró que de un solo movimiento podía extraer el caño de su mochila y darle con su instinto acrecentado por la tensa espera.
Ella se detuvo y leyó el mensaje de texto en su celular.
Miró en torno suyo como buscándola. No logró verla. Sin embargo, aceleró sus pasos hasta llegar a la escalinata. Subió el primer escalón… Y no supo cómo se precipitó a la acera, tras un certero golpe dado en su rostro. Tampoco vio ni sintió más nada.
La mano asesina golpeó una y otra vez, en la cabeza, en la espalda, mientras una voz desfigurada por la pasión decía: -¡Te lo prometí! ¡Basura! ¡Te lo dije!
La agresora presa aún de estupor ante la imagen pudo observar cómo se iba haciendo un cerco de compañeros a su alrededor que se detenían estupefactos y quedaban paralizados. Aprovechó el momento y huyó.
Corrió. Corrió… No midió la distancia. Cayó exhausta junto a un inmenso árbol en el parque. Se tiró sobre sus raíces y explotó en llanto convulso, que le produjo alivio. Gran alivio. Se distendió hasta quedar allí tendida por horas.
No se despertó hasta la mañana siguiente en que se dispuso a volver a su casa luego de haber pasado la noche en el parque sin que nadie fuese a buscarla.
En su interior sentía una enorme paz. Había logrado sacar a la enemiga de su vida; y quizá, para siempre.
Caminó largo rato con su mochila al hombro hasta llegar a la esquina de su casa y se detuvo en el kiosco de diarios y revistas ante el titular de primera página:
"Niña de doce años muerta por bullying"
Emprendió veloz carrera y a metros de la entrada de su casa vio gente, y patrulleros y periodistas con sus cámaras.
Abriéndose paso a codazos ingresó al interior para ver a su hermana en el centro de la habitación. Inerme. Pálida. Desfigurada.
Lo que no leyó en la primera página del diario fue la letra más pequeña: "Adolescente internada en estado de coma luego de ser atacada por una compañera de clase".
"La policía ha iniciado una búsqueda para dar con la atacante… y el Fiscal está interrogando a los alumnos, a la Directora, al resto del Personal del Colegio…"
JUANA C. CASCARDO –inédito - La Plata, Argentina, 15 de septiembre de 2013
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Hola!
ResponderBorrarMe he permitido la libertad de nominaros al LIEBSTER AWARD.
En mi blog encontrarás las instrucciones.
http://trapezidetana.com/2013/09/23/trapezidetana-nominado-con-el-liebster-award/
Adelante con tu blog!
Un abrazo
Tana Sanz