La Princesa de sal
En una bahía vivía una hermosa Princesa, era una Sirena, quien tenía el don de convertirse en humana durante las noches.
Cuando se sentía aburrida, pedía permiso a sus padres para visitar el pueblo, en las noches de luna. Invocaba los poderes de la luna llena y ésta la bañaba con su hermosa luz convirtiéndola en una hermosa mujer, voluptuosa, de cabello largo, abundante, con unas suaves ondas que caían como cascada descendiendo por sus hombros y descansando en su cintura.
La magia de la luna surtía efecto, pero sólo hasta el amanecer… pues, al salir el sol, la magia desaparecía… debía ser muy cuidadosa, no debía dejarse sorprender por el Astro Rey.
Una noche, la Princesa sintió deseos de caminar por el pueblo, había una fiesta, donde celebraban las Ferias del lugar. Se escuchaba la música, la cual era transportada por el viento. Salió del agua y entre la oscuridad buscó un vestido que colgaba de una cuerda, éste pertenecía a una chica que secaba su ropa después de lavarla.
Caminó hacia el lugar de donde provenía la música, al caminar, el viento jugueteaba con su cabello y cosquilleaba en su cintura. Ya se veía el tumulto bullicioso, muchos chicos y chicas de su edad, adultos, niños y niñas también.
Caminó hasta confundirse entre la gente, estaba disfrutando de la música, viendo a las personas bailar, su sonrisa estaba ampliamente decorada por unos labios rosados, carnosos y unos dientes tan brillantes como perlas ante el sol.
¿Bailamos señorita?- la voz masculina la sobresaltó.
- ¡Hola!- respondió tímidamente la Princesa. – Es que no sé bailar
- ¡No importa, ven y te enseño!...
El joven era alto, apuesto, sus ojos brillaban con la luz de la luna, su piel era bronceada por el sol que bañaba la bahía… ella pensaba en lo guapo que era, mientras el joven la tomaba suavemente de la mano y la sumergía ante el tumulto…
Colocó sus manos en la cintura de la joven y ella se estremeció… unos pasos, un giro, su mejilla junto a la de él, era un momento mágico. La luna brilló como nunca y el tiempo parecía detenerse… la música terminó, indicando el fin de la fiesta… ella no le dijo su nombre y él tampoco lo preguntó.
Se despidieron con la promesa de verse a la noche siguiente en el muelle y ella durmió tan feliz, que su sonrisa no se borró durante toda la noche.
Así pasaron 5 noches y las fiestas terminaban, solo bastaron 5 noches para que floreciera el amor, pero la Princesa no imaginaba que aquél amor se marchitaría tan pronto como floreció. Era la última noche de fiestas y ella lo buscó entre la gente…pero no lo encontró. Como no sabía su nombre no le daban razón del paradero del joven.
La Princesa se fue al muelle donde compartieron momentos hermosos y tal era su tristeza que la luna se fue opacando, perdiendo su brillo…
-Lo vinieron a buscar y se tuvo que ir- era la voz de un viejo pescador, que desenredaba sus redes para salir a pescar en la mañana. Ella se levantó de un salto y le dijo: ¿Cómo lo sabe? ¿A dónde se ha ido sin decir nada?
El joven con el que venías al muelle es un Príncipe que vino del otro Continente, su padre lo comprometió con una Princesa a la cual no ama, pero su padre dio su palabra de casarlo con la hija de un Rey para acabar con la guerra entre esos dos países… no volverá… y diciendo esto se marchó.
La Princesa rompió en llanto… no se pudo contener… frente al mar derramó muchas lágrimas…tantas que sus ojos se nublaron…la luna languidecía rápidamente…el hechizo se rompería, la luna estaba triste y prefirió ocultarse. Tanto dolor y llanto no le permitieron ver a la Princesa la llegada del amanecer…
El Astro Rey se levantaba rápidamente, las lágrimas derramadas se convirtieron en hilos de sal, ella vio venir los rayos solares y aún así no se preocupó de huir…era tanto su dolor que abrió los brazos frente al mar, tocada por el sol se fue convirtiendo en estatua de sal…
Llegaron los pescadores y se sorprendieron al ver la hermosa estatua…Decidieron dejarla en el muelle, desde allí ella esperaría que en una noche de luna, su amor volvería, a abrazarla, a llevarla a bailar… pero han pasado muchas noches y una vez en cada mes, la luna brilla intensamente tratando de romper el hechizo, pero no ha podido…
Autora: Tatiana Josefina Martínez Vásquez
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