Reseña*: |
Es curioso como cambian algunas cosas con el paso del tiempo. Es el caso de esta novela, mas bien autobiografía que, a pesar de ser totalmente vigente en España y en muchos países, de haber sido casi censurada en sus primeras ediciones en papel no pierde vigencia para muchos lectores LGTB+H.
Este libro fue publicado anteriormente en formato físico bajo el seudónimo de Miguel Martín (de ahí el nombre del protagonista), debido al tabú que suponía relacionar en una misma obra homosexualidad e iglesia. Sale a la luz por primera vez en formato electrónico bajo su verdadero nombre, David Mario Villa Martínez en Amazón , en versión Kindle.
A la edad de veinte años, Miguel ingresa en un convento en un intento casi inconsciente de huir del mundo y sublimar una orientación sexual que es incapaz de aceptar. Renunciando a todo lo conocido, su pasado, sus amigos y su familia se incorpora en una comunidad que espera le proporcione la paz. Lo que no consigue es renunciar a si mismo.
La soledad, el profundo sentimiento de culpabilidad y vergüenza, las continuas luchas entre la dicotomía de sus creencias religiosas y su homosexualidad le llevan desde el principio a escribir un diario, en el que poco a poco va vertiendo todo lo que lleva dentro y que ha estado reprimido durante años. Descubrirá que aquello de lo que esperaba escapar, se encuentra también entre aquellas paredes. A través de farsas, imposturas e hipocresías se impone la realidad de que la homosexualidad es algo habitual entre sus compañeros de comunidad hasta límites insospechados.
El desmoronamiento de sus creencias religiosas básicas, la contemplación de una realidad incuestionable, el surgimiento de un amor no buscado y las eternas preguntas con nuevas respuestas le conducen a la rebelión, hacia una evolución moral y personal inesperadas tras una larga crisis de identidad: se abre ante él un mundo distinto, en el cual la autoaceptación es simplemente el primer paso... hacia la libertad.
Hasta aquí, lo que podríamos resumir como sinopsis. Sin embargo lo que más estremece es la vivencia en primera persona,real y descarnada de la homosexualidad a primeros de los años ochenta, la ambientación política, social y religiosa, cuando todos los referentes respecto a la orientación sexual eran negativos y motivos de burla. Es un libro que engancha, en el que hay momentos en los que tienes que parar para coger aire o seguir acompañando al protagonista en su proceso y luchas personales.
Es extremadamente interesante la descripción de la vida conventual, ritos, usos y costumbres que han cambiado poco a lo largo de los siglos y que enmarcan la narración de manera atemporal, salvo por pinceladas actuales que añaden verosimilitud a la trama.
El caso de que se trate de un diario le otorga un valor añadido, pues todos sabemos que en esos escritos personales y secretos volcamos nuestras miserias y aspiraciones, lo que no deseamos que sepan los demás de nosotros y que apenas queremos aceptar de nosotros mismos.Aquí es cuando se valora y se entiende la evolución personal, la búsqueda de una identidad propia aunque sea dolorosa y que se tenga que nadar contra corriente.
Contiene momentos extremadamente duros en los que cualquiera,independientemente de su orientación sexual, se puede sentir identificado al enfrentarse a situaciones de presión y represión. Es inevitable empatizar con muchas de las emociones, preguntas y luchas cotidianas del ser humano. Si bien no es una novela erótica al uso, contiene fuertes dosis de erotismo, en ocasiones elegante y dulce, en otras escabroso. Es la vida misma manifestándose a través de la sexualidad y la afectividad en diversos momentos.
En definitiva es una novela actual, pues toda experiencia propia lo es y más cuando se trata de ser uno mismo a pesar de todo y todos.
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