: Alegria

Nombre*:Hidel
Género*:Fantástio
Título*:Alegria
Cuento:Alegra
En los libros antiguos está escrito, que mucho tiempo atrás existió un lugar completamente habitado por magos. El lugar era llamado Magic Land, casi todos los problemas que sus ciudadanos tenían eran resueltos con la ayuda de conjuros. En este increíble lugar, vivía una alegre huérfana llamada Luna y aunque no era la mejor hechicera, tenía un buen corazón.
El canto matutino de las aves siempre la irritaba, y ese día no era una excepción. Aunque era consciente que debía dejar la cama, prefirió seguir durmiendo. Pero su habitual despertador no compartía su elección.
-"¡Levántate rápido o llegarás tarde!" –le repetía una cotorra.
-"Déjame dormir, hoy es domingo así que no hay clases ave tonta" –contestó la pequeña que estaba acurrucada en su cama.
-"¡Es lunes!" –replicó su alado amigo.
-"¡Haberlo dicho antes!" –La jovencita saltó de la cama y se visti de inmediato.
Salió a toda prisa, no tuvo tiempo ni siquiera para comer. No podía llegar tarde, ni mucho menos faltar a su clase de hechicería. Viajo en su escoba y al aterrizar en su colegio se hizo invisible.
Al llegar a su salón vio la puerta abierta, así que se le ocurrió entrar silenciosamente. Sin embargo al cruzar la entrada se topó con la mirada de toda su clase.
-"Señorita Luna, echábamos de menos su presencia" –dijo su profesor, lanzando hacia ella una mirada de desaprobación.

Mientras Luna meditaba acerca de qué debía hacer, la atención de toda la clase se había centrado en aquel sombrero de bruja que había entrado volando y el cual ahora estaba quieto.
-"El hechizo de invisibilidad es bueno, pero debe usarse correctamente. Luego de terminadas sus clases, acérquese a la oficina del director, ahora tome asiento."
La muchacha obedeció y como siempre se sentó junto a Heidi, su única amiga. Ella era la única persona que soportaba sus torpezas y aunque discutieron acaloradamente más de una vez, eran como hermanas.
La clase fue solo informativa, reglas que los magos deben cumplir, cosas que no deben hacerse y un sinfín de cosas que son responsabilidad de los magos.
-"Jóvenes, siendo esta la última semana de clases de su primer año en el colegio de hechiceros, todos deben elaborar un informe con todos sus logros como magos, pueden realizarlo en parejas si lo desean; pero deberán traer evidencias de lo que escriban en sus informes."
Al escuchar esto, toda la clase se sumió en una gran ansiedad; la calificación del informe indicaría el rango de aprendices que tendrían el próximo año. De entre todos los angustiados, Luna era la más preocupada pues si bien podía elaborar hechizos, estos tenían algún defecto.
-"La fecha límite para entregar su informe será este viernes en el saln de deporte; ya que esto es muy importante para el futuro de todos ustedes, las clases quedaran suspendidas hasta ese día. Un supervisor especial vendrá a evaluarlos, así que…. concluido esto, pueden retirarse."
Una vez se retiraron, Luna fue severamente reprendida por la jugarreta que le hizo a su profesor; terminada la reprimenda se fue con su amiga que al parecer estaba un tanto preocupada.
- "¿Qué te ocurre Heidi?" –le preguntó.
-"No sé exactamente que paso, pero al parecer unos ladrones entraron a mi habitación y se robaron varias cosas."
-"No te inquietes, tarde o temprano los atraparan." -le sugirió animada
-"Eso no me importa. Luna tu eres la que me tiene muy preocupada; dime ¿cómo te va con tu informe? –preguntó su amiga."
-"No he podido poner nada relevante en él, pero sabes he oído que en el país oscuro se pueden encontrar ingredientes para crear fascinantes hechizos; si consigo crear uno, mis problemas se terminaran." –dijo entusiasmada.
-"¿Estás loca? ¿En serio piensas ir?" –le gritó.
-"Así es"- le contestó sacando la lengua.
-"Suponiendo que consigas llegar, no hay garantía de que regreses. Se dice que allí viven incontables criaturas malignas, incluso los grandes magos tienen miedo de ir."
-"Eso es porque son ancianos miedosos, yo soy joven y fuerte. Te aseguro que podre lograrlo."
-"Sé que es imposible convencerte de lo contrario, así que mejor te acompaño para asegurarme de que nada malo te pase." –suspiró Heidi.
-"Veras que lo conseguiremos y seremos famosas."
-"Bueno será mejor que nos preparemos"- dijo una angustiada Heidi.
-"Todo está listo, ya empaque lo necesario. Ayer por la noche entre a tu casa, saqué lo suficiente para una semana de viaje; reduje las cosas de tamaño y las metí en una pequeña bolsa." –le mostró su bolsita mágica.
-"¡Así que tú eras la ladrona! Bueno no importa, si todo está listo, avisaré a mis padres que saldré; para que no se preocupen mucho les dejare una nota, espérame aquí. "
Heidi tardó media hora en volver y por fin las dos amigas marcharon a su aventura. Cruzaron la frontera de su ciudad natal y con ayuda de escobas voladoras llegaron al país oscuro; ya que su país estaba cerca a ese lugar solo les tomó un día en llegar a su destino.
El lugar era asombroso, las criaturas que habitaban el lugar ni siquiera estaban registradas en los libros de historia. Pudieron ver aves esqueléticas gigantes con picos enormes; así mismo perros de tres cabezas. Quizás lo más interesante de estas bestias era su conducta, se atacaban mutuamente, pero no se lastimaban; uno de los perros que estaba cerca de ellas mordió a una gran serpiente. Una jauría se abalanzó sobre la presa herida, esta no sangraba; pero si sufría; para desgracia de la serpiente, sus atacantes solo cesaron cuando se la hubieron comido por completo. Terminada su comida, los oscuros atacantes sufrieron un cambio; sus cuerpos crecieron y también lo hizo su necesidad de alimentarse.
Sin darse cuenta, ambas se adentraron al territorio de las bestias; este sería un error del que pronto se lamentarían. Aunque las dos utilizaron el hechizo de invisibilidad, no podían parar de temblar. Las criaturas delante de ellas eran oscuras y tenebrosas. Ambas querían irse, pero todo el lugar estaba infectado de esas aberraciones, si salían volando podrían chocar con una de las muchas aves que surcaban el cielo.
-"Lo mejor será quedarnos quietas, en cuanto el cielo se despeje un poco, nos iremos inmediatamente"- le susurró Heidi.
-"Está bien, pero de ser posible me gustaría llevarme aunque sea una criatura para…"
-"¡Al diablo con el informe!" –le interrumpió su amiga.
Luna aceptó un con un gesto y Heidi se calmó. Ambas permanecieron en silencio en el mismo lugar; detrás de ellas solo había un gran muro, eso las tranquilizaba pues nada las podía tomar por sorpresa o eso pensaban. De pronto lo que estaba detrás de ellas se movió; el lugar en el que se encontraban en realidad era una criatura dormida.
Sin que ellas se percatasen, muchos perros las habían rodeado y solo estaban esperando el momento en que "el muro" se retirase. Aunque no podían verlas; su olfato era perfecto, las criaturas eran conscientes de su existencia.
-"¡Muro!" –gritaron a la vez apuntando sus varitas al suelo y se armó un bloque que las protegió.
-"No podrán entrar por ahora, pero debemos estar atentas por si las moscas, el hechizo de invisibilidad no sirve, mejor deshagámoslo para ahorrar energía" –comentó una aterrada Heidi.
-"Es inútil, no se irán de aquí con vida" –dijo una voz demoniaca. Era uno de los perros, al parecer también podían hablar.
-¿Qué ocurre aquí? Estas aberraciones también pueden hablar, ¿maldicin que hacemos? –Era Heidi, al parecer ya estaba perdiendo la compostura.
-"Traje un libro con hechizos de luz, es de mi padrino Merlín, usémoslo." -Luna saco un libro muy brillante y junto a su amiga recitó un conjuro.
Las criaturas que constantemente golpeaban su pequeña fortaleza se sentían cansados y se desplomaron. Ambas aprovecharon esto para salir. La jauría entera yacía en el suelo, pero antes de que las 2 salieran volando contemplaron con terror que todos los canes se unían unos con otros para formar otra criatura; un perro gigante de 3 cabezas.
-"Mi nombre es Cerberus y ustedes serán mi comida" –Gruñó la bestia.
La inmensa criatura atacó a Luna con una de sus patas pero Heidi la hizo a un lado y recibió el golpe. Heidi salió disparada a 20 metros de Luna; esta al ver a su amiga malherida, corrió hacia ella; sin embargo Cerberus le cortó el paso.
-"¡Sal de mi camino bestia o te asesino!" –dijo con profunda ira; al escuchar esto, Cerberus se inquietó; había algo en la pequeña que le generaba cierto temor.
Luna apuntó su varita hacia la bestia; no obstante antes de que ambos se enfrentaran, dos bolas de fuego aparecieron en el cielo, en ese instante su adversario susurró "Viene Rex" y desapareció al igual que las demás criaturas que por ahí merodeaban; esto le dio tiempo a Luna para atender las heridas de su amiga.
La condición de Heidi era deplorable; apenas podía respirar, necesitaba ayuda médica de inmediato. Luna empleo un hechizo de sanación, pero no consiguió curarla, a ese ritmo su amiga moriría.
-"Oye supongo que esta aventura se nos salió de control ¿verdad?" –consiguió hablar.
-"No hables, debes descansar. Tu eres mi única amiga, te necesito. Yo te metí en esto y yo lo arreglaré."
-"Yo quería venir, sabes de todas las personas que he conocido, tú eres la más interesante. Todos en el colegio eran aburridos, pero tú y tus ocurrencias hacen las cosas más divertidas" -Al concluir se quedó dormida.
Luna escuchó que unas criaturas se acercaban así que volvió invisible a su amiga y levanto un muro para defenderla. Al ver el peligro, entendió por qué se fue Cerberus. Con solo oír el rugido de los monstruos se le helaba la sangre; eran dos colosales criaturas, no tenían interés en ellas pues estaban ocupados luchando uno con otro. Ambos se lanzaban llamas oscuras y bolas de fuego; al fin uno salió victorioso y comenzó a devorar al cado. Luna observaba todo con profunda calma, pero se vio perturbada al divisar un objeto brillante en los restos del perdedor.
Ella sentía que el objeto la llamaba y como no podía resistir el deseo de poseerlo, corrió hacia la luz; el monstruo no podía verla, así que ágilmente tomó el objeto en forma de anillo en sus manos y también un cuerno de los restos que estaban siendo consumidos. A prisa fue donde su amiga e instintivamente puso el brillante objeto delante de ella y esta comenzó a recuperarse. Luna analizó con más detalle el extraño artilugio, ella ya lo había visto, pero claro solo en libros antiguos.
-Se suponía que era un objeto mítico, pero esta debe ser… la mitad de la piedra filosofal.
Estaba escrito en los libros de hechiceros que la Piedra Filosofal era tan poderosa que quien la portara podía doblegar un ejército entero el solo. Fue debido a su poder que se decidió dividirla en 2; sin embargo ambas partes se perdieron, ya que nunca fueron encontradas se pensó que se trataba solo de un cuento de los ancianos.
Consciente del poder de la piedra, Luna se puso el anillo en la mano derecha; tomó a su amiga y utilizó su escoba para salir de ese horrendo lugar. Algunas aves oscuras trataron de atacarla, pero con la ayuda del anillo se deshizo de ellos. Le tomó un día en volver a su ciudad natal. Entró a su casa con Heidi en sus brazos y luego de abrir la puerta de su habitación, se desmayó.
-¡Oye despierta! Has dormido mucho tiempo –era la voz de Heidi.
-Déjenme en paz, es domingo, ¡así que puedo dormir más tiempo! –respondió molesta.
- ¡Es jueves! ¡Despierta de una vez! –le gritó y se despertó de un salto.
-Ah Heidi eres tú, dime como estas, ¿te encuentras bien?
-Sí, pero cuéntame lo que sucedió, pensé que estábamos acabadas.
Luna le puso al tanto de todo lo acontecido y además le explico que la piedra le ayudó a escapar; ambas acordaron mantener la piedra como un secreto entre ellas y para asegurarse de que no se perdiera de nuevo, Luna siempre lo llevaría consigo. Para que nadie notase el anillo que poseía, siempre utilizaría guantes oscuros.
-Bueno debemos hacer nuestros informes, nos queda un día -sugirió Heidi.
-Con respecto a eso, ¡mira lo que traje conmigo! –sacó el cuerno que obtuvo.
-Increíble, con eso podemos crear algo nuevo; lo haré polvo y lo mezclar con la tela hecha por hadas, confeccionaré un traje que sea efectivo contra espectros y demonios.
-Bueno mientras tanto yo elaboraré los informes- concluyó Luna y ambas comenzaron sus respectivas tareas
El día de la evaluación, todos los alumnos presentaron sus trabajos al especialista. Pero lo curioso de esto, era que la persona encargada de revisar los informes tenía una acompañante; por su aspecto no debía ser un mago, más bien tenía todos los rasgos propios de una habilidosa guerrera.
Presentaron su diseño como un equipo y estaban muy ansiosas por el resultado.
-Señorita Luna, póngase el traje, probaremos si en realidad funciona –Le dijo el hombre.
Luna lo vistió, y la extraña jovencita que acompañaba al especialista hizo un gesto brusco, sacó un bolso y de este salió un pequeño demonio. El cual arrojó fuego oscuro sobre Luna, pero nada le ocurrió.
-¡Felicidades!, has creado un traje que repele los ataques de los demonios, tanto tú como Heidi han obtenido la más alta calificación. –aplaudi la jovencita y agregó.
-Por favor señorita Luna quiero hablar con usted en privado, venga conmigo a la sala de profesores. Luna la siguió a una sala completamente vacía, intuyo que esa extraña persona no quería que los molestasen.
-Me gustaría conocer los detalles de cómo tú y tu amiga crearon un traje tan maravilloso, pero hay algo que me interesa saber… ¿Desde cuando tienes la Piedra Filosofal en tu poder? –la pregunta fue directa.
-Yo… no sé a qué se refiere, nunca he oído hablar de eso –contestó dudosa.
-No temas, sé que posees una parte de ella, nada escapa de mis ojos, está en tu mano derecha.-La jovencita la miraba con gran interés. Luna sabía que no podía mantenerlo en secreto así que se la mostro.
-No te preocupes, no se lo diré a nadie. Has de saber que no cualquiera puede utilizarla, aunque yo la tuviera en mi poder, no podría emplearla adecuadamente. Sólo aquella persona destinada a poseerla puede… esa eres tú.
-No entiendo, ¿a qué se refiere?
-Luna, déjame decirte que tu aventura apenas comienza. Por cierto, olvidé presentarme… mi nombre es Misha.

FIN


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