Nombre*: | Pablo Etchevehere |
Género*: | Histórico |
Título*: | Estambul no cree en lágrimas |
Cuento: | Estambul no cree en lágrimas, lagrimas secas de 100 años que sin embargo siguen cayendo, en su barrio armenio, en sus calles misteriosas, en el corazón de los ancianos. El genocidio Armenio fue cierto. Esta es una verdad absoluta. Pero no todos los genocidios son iguales. El genocidio armenio se dió en un imperio en decadencia, que se descomponía desde cincuenta años atrás. Donde los funcionarios de los Sultanes de la serena Puerta estaban siendo reemplazados por gobernadores militares, Oscuros burócratas de uniforme, muchas veces influenciados por los clérigos musulmanes locales, pero no fue un genocidio frío y organizado como el que se vio en Alemania, Austria y el este europeo durante la segunda guerra mundial, ni el terror de Stalin del que nadie habla que eliminó a 10 millones de ciudadanos soviéticos. Este genocidio, muy perecido en su instrumentación bárbara a las matanzas que ahora vemos por televisión y en Internet, con sus decapitaciones horripilantes en Siria, Irak, Nigeria, Somalía, Libia y Yemen, fue realizado por hordas de soldados y campesinos otomanos contra sus propios conciudadanos armenios. Todos súbitos del Imperio Otomano y en el marco de la primera guerra mundial. Hubo otros otomanos que ayudaron a los armenios, lo hizo el gobernador de Alepo, que los cobijó. Hubo soldados y policías otomanos que los escondieron. Hubo campesinos que escondieron niños armenios. Pero un millón y medio de armenios deportados y/o asesinados claman aún hoy por su reconocimiento. Es hora que la Turquía moderna que heredó solo parte de ese imperio, de un paso adelante y proclame claramente el NUNCA MAS.- |
: Estambul no cree en lágrimas
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