Francisca la escoba
Se oyó que abrieron y cerraron la puerta del jardín. Por un agujero de la vieja puerta del cuarto de los tiliches, Francisca la escoba pudo ver que Ximena iba hacia la casa.
Todo está tan olvidado y polvoso que la cerradura llena de óxido tarda en abrir. Ximena se ve muy sonriente, ese lugar que ahora parece tan gris será su hogar a partir del próximo sábado en que se llevará a cabo la boda de la que es el personaje principal; su novio la ha recibido como regalo de nupcias de parte de sus padres y le ha solicitado a su novia haga los arreglos para que todo esté en orden el día de la sencilla ceremonia.
Francisca ha decidido ayudarle junto con sus amigas a limpiar y darle un obsequio de bienvenida.
Cuando ella cerró la puerta, las escobas rociaron agua sobre las rosas y cortaron las más bonitas para formar un bouquet.
- Toc toc –
- ¿Quién es? –
- Francisca la escoba y sus amigas –
Desconcertada pero contenta de recibir visitas, Ximena abrió la puerta. No pudo controlar la risa al ver que se trataba de unas coquetas escobas que le entregaron las rosas.
- ¿Esta casa está encantada? –
- Algo hay de eso, pero no somos malas. Queremos ayudarte para que todo esté impecable el día de tu boda –
- Está bien, me arriesgaré. Dejaremos abierta la puerta y las ventanas; hay demasiado polvo –
Ximena roció un gotitas de agua para hacer más fácil el barrido. En poco tiempo piso y paredes quedaron aseados.
Mientras la novia echaba aceite a las cerraduras; Rosita, una pequeña escoba lavó los baños. Amarilla de suaves cerdas se ocupó de las ventanas. Café, una escoba hecha de ramas; tomó una podadora y dio forma al césped, los rosales y algunos otros arbustos.
Francisca fue al cuarto de los tiliches y poco a poco fue sacando una despintada mesa y algunas sillas; con la ayuda de Ximena todo se colocó en el espacio destinado al comedor.
- Sólo hay cuatro sillas. Serán ocho invitados, mi novio y yo –
Menta, una escoba de color verde con ternura observó a Ximena y le dijo:
- No hay diez sillas en la casa pero hay diez piezas de lo que será nuestro obsequio de bodas –
Las escobas pidieron a la novia que cerrara los ojos y la condujeron al cuarto de los tiliches. Estando ahí le pidieron que abriera los ojos y frente a ella estaba un hermoso juego de copas de agua con base de plata.
- ¡Que belleza! Serviremos jugo de manzana, esto será ideal para el momento –
Se escuchó que abrieron la puerta del jardín y las escobas pidieron a Ximena no decir nada de su encuentro.
- Siempre que lo necesites, saldremos a tu encuentro. Fue un placer ayudarte –
- Gracias. Desde luego que no diré nada; todos pensarían que estoy loca –
La novia salió para recibir a su enamorado que gentilmente llevaba una canasta para compartir la hora de la comida.
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