El último amanecer de la era, o cómo aprender sobre nosotros y nuestra extinción
Muchas son las veces en las que sabemos que tenemos que aprender algo y que sentimos cierta pereza al pensar en que tenemos que ponernos a ello. Por eso agradecemos tanto esas lecturas en las que, de repente, nos damos cuenta que estamos aprendiendo casi sin habernos parado a pensar en el esfuerzo de arrancar, con fluidez, y devorando cada palabra.
Ese es el gran talento de S. I. Aldervile. Cuando su texto llegó a mis manos no pude sentir más que admiración. En primer lugar porque ha nacido en Rumanía y, tras vivir en España y aprender nuestro idioma, decidió, ni corto ni perezoso, escribir una novela en nuestro español. En segundo lugar por la extensa documentación en una gran variedad de disciplinas que ha realizado para que esta obra adquiriese un tono casi real. Por último, por lo que ya he dicho: la gran capacidad de transmitir todo ese conocimiento haciéndolo ameno y la mar de interesante.
¿Somos fruto del azar o de una evolución dirigida? ¿Estamos en el mundo con una razón real? ¿Cómo mueven los hilos los grupos poderosos? ¿Somos realmente los dueños y señores de la creación? ¿Tienen algún eco nuestros actos en nuestro destino?
Todas estas preguntas y muchas más se nos plantean a lo largo de esta historia. Pero lo más importante es plantearnos si realmente algo de esto importa. Pues podría llegar un momento en que la humanidad se enfrentase a un acontecimiento tan drástico, poderoso e inevitable que todo esto diera exactamente igual.
A través de los seis protagonistas de la novela —un profesor de universidad, un astrofísico de la NASA, una representante de la ONU, un hombre de negocios corrupto, un joven periodista en contra de la religión cristiana y un hombre poderoso que maneja los hilos desde las altas esferas—, nos iremos deteniendo en los valores de nuestro tiempo y en las consecuencias de seguirlos de una forma más o menos fiel. Nos plantearemos si hay creencias que nunca pasan de moda, si realmente nuestro mundo podría llegar a su fin sin que nosotros pudiéramos hacer nada por evitarlo, hasta dónde nos puede arrastrar nuestra propia desesperación y si, en realidad, todo puede volver a empezar, porque así debe ser. O tal vez no.
Os animo a todos a leer esta obra porque os hará reflexionar de formas inesperadas, porque os hará pensar en vuestro propio lugar en el mundo, y también os hará pensar en el futuro y adquirir conciencia de ser parte de la humanidad.
Enhorabuena, S. I. Aldervile, por este descomunal trabajo que nos ha traído El último amanecer de la era. Esperemos que sea la primera de muchas obras.
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