José
- Lado, lado, vuelta –
- Izquierda, derecha, juntos, juntos –
- ¡Lo tienes, bravo! –
- Hay… si no fuera porque soy gay tu serías mi esposa jajajjajajajjaja –
La verdad es que José no era gay pero consideraba era difícil encontrar a alguien que lo hiciera reír tanto, siempre de buen humor y que lo acompañara a todas partes. Olvidada de las dietas Belém comía casi como él… Además valoraba mucho que lo bueno y lo malo siempre sería: mitad y mitad. Total, la cama es algo que ocasionalmente podía conseguir en otro espacio sin compromiso alguno.
Dos días por las tardes Belém y José trabajaban con un endocrinólogo en busca de encontrar frutas y hierbas que lograrán curar la depresión sin repercusiones para nadie. Los resultados tendrían que entregarse en forma de comprimidos en un lapso no mayor a seis meses.
Eran tardes mágicas llenas de jugo de naranja, limón, mandarina, chile, pepino, albahaca, canela, jengibre, vainilla, leche y azúcar. Quién diría que no a tan inocente experimento.
Los participantes eran personas adscritas a programas de tanatología y terapia familiar, uno que otro alumno o vecino que se colaba.
Como parte de su estudio para prevenir o curar la depresión en casos de adolescentes estaba el baile de los lunes.
Ese momento era cuando Belém y Pepe se unían más… Al finalizar la sesión terminaban en casa de ella; de camino compraban té helado o frapuccino, para acompañar a un pie de cereza o pan de limón con coco.
Pocas veces se cancelaba el postre… Ocurría cuando Belém recordaba al último espécimen que intento acercarse para tratar de iniciar una relación de pareja, era tan desagradable que al venir esto a su mente colocaba una barrera firme para no dejar paso a lo que estuviera fuera del contexto de una amistad.
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Al terminar la sesión del jueves José besó en los labios a Belém para despedirse.
- ¡Pepe me besaste en la boca! –
- Te recuerdo que soy lesbiana –
- ¿Crees que algún día se me quite lo lesbiana? –
- Mm… No lo sé, si se me quita lo gay yo te aviso –
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