Era una hermosa mañana soleada, el aire que se respiraba era tan puro y perfumado que provocaba quedarse todo el día en aquel jardín. Había hermosas rosas rojas, blancas, rosadas y amarillas. También otras flores más sencillas pero igualmente hermosas, entre ellas un hermoso girasol.
El girasol se levantaba muy temprano a esperar la salida del Astro Rey, mientras esto ocurría llegaban hermosas avecillas entre ellas unos hermosos colibríes, quienes se deleitaban con el néctar de las flores de cayena y las flores de una enramada de parchita que colgaba de un lado del jardín.
Las abejas con su traje singular también revoloteaban de flor en flor, cuando se acercaban al girasol, éste se ponía de mal humor y entre dientes murmuraba:
- ¡Por favor, dejen de molestar o es que no se cansan de andar revoloteando entre nosotros! ¡Ni que fuesen tan importantes!
-Disculpe señor girasol, no es nuestra intención molestarle, sólo tomamos el néctar de las flores para elaborar nuestra deliciosa miel y al mismo tiempo contribuimos con la polinización de las otras flores.
En ese momento se acercaba un colibrí quién no calculó bien la velocidad del vuelo y metió su pico entre la flor obstinada. Ésta se volteó rápidamente gritando:
- ¡Insolente, eres un descuidado! – Ya lo decía yo, con ese par de alas lo que hacen es pasar el día paseándose de un lado a otro. - ¡Mejor se van para otra parte y no molesten!
Los insectos y las avecillas se fueron hacia otras flores y el girasol se quedó solo. Unos caracoles y lombrices de tierra comentaban acerca de lo amargado de aquel girasol. Éste mirando hacia abajo también descargó su enojo diciéndoles:
- ¡Bueno pues, ahora este poco de babosos también me van a criticar, lo que me faltaba!
Llegó el atardecer con sus hermosos colores anaranjados, azules, amarillos y grises, era la hora de dormir para todos, excepto para algunos animales nocturnos como las polillas y los murciélagos.
El girasol dormía plácidamente cuando un murciélago pasó velozmente cerca de él y lo despertó:
- ¡Esto es el colmo, ni de día ni de noche se puede descansar con estas criaturas sin oficio! - ¡Si pudiera mudarme de jardín me iría de inmediato!
Luego de este incidente todo el jardín quedó en silencio, hasta que llegó el amanecer. El girasol estaba estirando sus hojas y sus pétalos cuando escuchó un dulce trinar. Era una hermosa avecilla de color rosado con las alas azul celeste posada en la enramada de la parchita. El girasol volteó a ver de dónde provenía aquel dulce trinar y la avecilla encantadora voló hasta posarse en su tallo.
-¡Hola!
-¡Hola! – respondió aturdido el girasol.
-¿Cómo te llamas? – Mi nombre es Rosiazul
-Mi nombre es Girasol y estás parada sobre mi cuerpo Rosiazul.
-¡Oh lo siento mucho señor Girasol! El ave voló hacia la rama de una cayena.
Rosiazul sintió curiosidad y le preguntó al girasol si deseaba dar un paseo con ella, pero el girasol se enojó y le dijo que se fuera.
Al quedar solo, el girasol se quedaba pensativo, recordando cómo volaban las aves, los insectos, los murciélagos y hasta los babosos caracoles y lombrices se podían trasladar de un lado a otro, mientras él permanecía día y noche en el mismo lugar.
En ese momento llegó Bock, era la mascota de la familia, un hermoso perro labrador y sin esperar tarjeta de presentación le saludó y lamió la cara del girasol.
-¡Hola amigo! ¿ Cómo estás?
-¿Cómo crees que estoy? – siempre en el mismo lugar, todos se trasladan de un lugar a otro y yo aquí… ¡ Plantado!
El perro sintió un poco de lástima por el girasol y preguntó si podía ayudarle en algo, a lo que éste le respondió rápidamente:
-¡Ya sé lo que haremos! – Tú tienes largas uñas y puedes aflojar la tierra que me tiene prisionero y con mis hermosas raíces podríamos ir a pasear por todo el jardín y llegar hasta el patio trasero.
Bock quiso ayudar al girasol y comenzó a aflojar la tierra con sus uñas hasta que girasol quedó libre, pero sus raíces no lo sostuvieron y cayó al suelo. Su rostro se llenó de tierra y se lastimó su elegante tallo. Un gran alarido se escuchó en el jardín y Bock se asustó tanto que salió corriendo a esconderse dentro de la casa.
Pasaron varias horas y girasol seguía tumbado en el suelo, las abejas y las avecillas trataban de ayudarle, pero no podían. Hasta los caracoles y lombrices de tierra trataban de moverlo, pero los esfuerzos fueron en vano. Era casi mediodía, los animalitos ya estaban cansados y se retiraron a la sombra. El girasol ya estaba marchitándose, sus hojas estaban arrugándose, estaba casi muriendo, expuesto al sol.
Un " Piiiii Piiiii" llamó su atención, era el transporte escolar que dejaba a la niña de la casa al finalizar las clases. La niña entró y vio su hermoso girasol en el suelo casi muerto. Comenzó a pegar gritos a su mami quien estaba ocupada sirviendo el almuerzo. La mamita salió corriendo a ver qué pasaba y con tristeza observó lo ocurrido. Buscaron una pala, abrieron un hueco más profundo y sembraron al girasol nuevamente. Le echaron agua fresca y colocaron un listón de madera al lado del girasol, le amarraron del listón suavemente para ayudarlo a recuperarse.
Culparon a Bock de aquel incidente y le castigaron por dos días sin salir al jardín. Pero el girasol se recuperó satisfactoriamente y aprendió la lección. Su lugar estaba en el suelo y allí se quedaría. Ahora saluda a todos, incluyendo a Bock, ya que éste no era culpable de lo ocurrido!
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