Nombre*: | Juan Carlos Arce |
Género*: | Microrrelato |
Título*: | La muerte y los andenes |
Cuento: |
En estas fechas el frío cala, el frío es perro. Para muchos, la melancolía se va metiendo de a poquito, primero con el olor a pino de los árboles de navidad que llegan a los almacenes . Acaba con olor a otro pino, el de los féretros, cuando la decisión de quitarse la vida, es algo que nadie pudo impedir ya. Época de perdón y reconciliación para unos; época de insoportabilidad, soledad y desesperación, para otros.
El metro de la ciudad de México, es un lugar recientemente elegido por la moda, para tales actos. Las parejas se pasean por sus andenes, se citan bajo sus relojes, se abrazan junto a sus torniquetes, se regocijan en la calidez interior mientras arriba, el frío grosero se pasea a sus anchas por las calles; en los días fríos todo es amor adentro de las estaciones. Pero hay quienes observan desde la sombras, a quienes la soledad ha ocupado como un cáncer y no piensa rendirse en adelante hasta dejar al cuerpo que ha escogido, sin aliento.
¿Cómo comprender al que se arroja a las vías? Uno le puede dar vueltas y vueltas al asunto y sencillamente no le cabe en la cabeza. ¿Qué cantidad de dolor o frustración puede haber en un ser para desear con todas sus fuerzas que una maquina veloz le destroce la cabeza, le ampute los miembros, y esparza su sangre por entre las rocas sobre las que descansan los durmientes y los rieles?
Difícil. Mientras, los dados están echados ya, las decisiones tomadas: quienes han optado por no seguir viviendo, tal vez desde ayer o desde hoy, cigarro en mano están escribiendo sus cartas finales, dejando recados con sus últimos sentires, mandando algún incomprensible mensaje telefónico que permita adivinar las intenciones al destinatario.
En este mes, las noticias informaran, como cada año, de los decesos al interior de las instalaciones del metro. Tal vez nos toque estar cerca de algún combatiente caído, de alguno que ha decidido que la lucha no vale ya. Tal vez (raro sería) éste de la vuelta y regrese sobre sus pasos para reconsiderarlo otro día.
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: La muerte y los andenes
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