Cuento*: | Son las 3 de la madrugada, no puedo dormir, padezco insomnio desde hace 10 años. Decido salir a pasear, para relajarme e intentar conciliar el sueño. Al salir, veo a un niño montado en un triciclo, me extraña que esté solo, y a estas horas de la noche, quizás se ha perdido. Me acerco, pero al verme se marcha, así que decido no insistir. Además al ver su cara, me he inquietado, no tenía ninguna expresión, su tez era de un blanco casi enfermizo con varias cicatrices profundas, pelo oscuro, y le resaltaban unos enormes ojos negros. Entré en casa e intenté dormir, pero después de ver al niño, más que relajarme me había alterado aún más. A la noche siguiente, tampoco podía conciliar el sueño, me levanté a la misma hora del día anterior, me dirigía hacia la cocina para tomar algo caliente, pero antes me asomé por la ventana de mi habitación, y allí estaba otra vez él, con el triciclo, esto no podía ser casualidad, ¿qué quería? ¿Por qué estaba allí y a esas horas? Me quedé mirándolo durante unos instantes, él estaba de espalda, por lo que no podía saber que lo observaba, cuando de repente, giró la cabeza y la dirigió hacia mi ventana. Me escondí rápidamente , no sabía que creer , si era un delirio provocado por la falta de sueño, o peor, un espectro, que por alguna causa que desconozco, me había elegido. La noche siguiente, como un reloj, me desperté a la misma hora, tenía que acabar con esto, por una inexplicable razón, estaba intrigado por averiguar el mensaje que quería darme. Bajé las escaleras, abrí la puerta y me dirigí al parque. Puedo divisarlo a lo lejos , en el triciclo , me ha visto, ha empezado a girar su cabeza 360 grados, me quedo petrificado al verlo, no me lo puedo creer, mi segunda hipótesis se ha confirmado, no es de este mundo. Salgo corriendo, pero él me persigue, escucho el pedaleo cada vez más cerca de mí. Llego a la puerta de casa empapado en sudor, estoy muy nervioso, no encuentro las llaves, cuando logro encontrarlas se me caen al suelo, me agacho para recogerlas y antes de que pueda levantarme, lo tengo enfrente. Estoy aterrorizado, empiezo a llorar desesperadamente, tengo mucho miedo, cierro los ojos. Cuando los abro ha desaparecido. Estoy aliviado, respiro profundamente para calmarme. De repente, escucho el ruido de un motor, la puerta del parking se ha abierto, veo salir a gran velocidad mi coche, se dirige hacia mí. Lo conduce él, antes de que pueda reaccionar, me atropella, acabando con mi vida. Y mientras abandono este mundo, vienen a mi mente unos recuerdos, que tenía guardados en el fondo de ella, porque me resultaban muy dolorosos. Hace 10 años, de camino a casa, un niño con un triciclo, se cruzó por un paso de cebra, el exceso de alcohol y la velocidad, hicieron que no pudiese frenar a tiempo , le quité la vida, y yo, asustado por lo sucedido, huí como un cobarde. |
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