Cuento*: | Siento alegría cada vez que un relato mío sale a la luz. Contar mi historia, puede ser en muchos aspectos reparador. Durante un período largo de tiempo los inmigrantes no hablaban del tema. ¿Sería porque no era grato recordarlo?.
Hasta donde puedo llegar a evocar con exactitud momentos vividos, para rememorar, redimir, aproximar el pasado, resurgen en mí nostalgias, desarraigos, recuerdos, pasajes algunas veces complicados de aquellos tiempos de post-guerra que nos llevaron a emigrar, abandonar nuestra tierra, partir, sentir, sentirnos solos a pesar de estar acompañados y compartir días de mucho esfuerzo.
Tenía que ayudar a cuidar del almacén, y con solo seis añitos muchas veces no podía ir a jugar a la esquina, donde las chicas saltaban y reían mientras yo me sentía sola. Algunas veces se apiadaban de mi y venían a jugar a mi puerta, pero a cada rato debíamos cortar el juego y llamar a mi mamá, para que atendiera el negocio. Yo tenia que gritar fuerte:"Gente" ,"Gente" y ella que estaba lavando ropa en la pileta del fondo a veces no escuchaba. Después de un rato con algún pretexto las chicas se iban, tengo que reconocer que no era nada fácil jugar en esas circunstancias, me quedaba triste, pero se imaginan que los juegos del fosforito, las escondidas, el patrón de la vereda, las estatuas- y ese sí que era un problema estar parada en una pata y tener que cortar el juego-perdían toda la gracia, ¡Hoy como las entiendo! Hay periodos de mi vida que pasaron como si nada, parecería el tiempo se escurrió, se escapó de nuestras manos y de nuestra memoria, pero sólo es un olvido transitorio, siempre dejó a su paso huellas imborrable, algunas veces difícil de transitar, y aún así perseguimos lo imperceptible, lo microscópico, hasta acercarnos a poder ver lo esencial, lo que realmente importa.
Hoy hay vidas que extraño, éramos una sola piel, los otros en nosotros, y muchas veces esa circunstancia nos sirvió de protección mutua. Ahora con mucho esfuerzo trato de conseguir algunas cualidades, paciencia y serenidad, que son las principales.
Últimamente vienen a mi memoria pasajes vividos con mi abuela. Cuando estábamos medianamente instalados, vino a la Argentina, ella quería y valoraba mucho sus costumbres, le costaba adaptarse, a decir verdad a mi manera de ver las cosas, nunca terminó de adaptarse, el día que le cortaron las trenzas, fue una tragedia para ella, lloró silenciosamente, sentía que estaba perdiendo sus mitos, leyendas, costumbres ancestrales .Recuerdo que decía: "Sin mis trenzas me siento desnuda", y así empezó a andar todo el día con un pañuelo en la cabeza. Como no se atrevía a caminar sola por la calle, los domingos cuando no podían traerla, íbamos con mi hermana a buscarla.
Un domingo estábamos charlando con ella éramos apenas adolescentes. la Nonna sonreía, no entendía por qué era tan importante para nosotras SABER. Después de mucho insistir comenzó a hablar con mucha calma, su voz adquirió un tono especial, triste, y con mucha seriedad dijo que se había casado dos veces, pero que en algún lugar de Estados Unidos, todavía vivía un hombre que había sido su pretendiente; a ella le interesaba él, pero sus padres no aceptaban esa relación, y en esa época las mujeres muchas veces no contradecían, las decisiones tomadas por ellos. En ese instante había podido entrar en su mundo, el cual me inquietaba, las cosas no eran tan simples como me parecían, tenía en mi mente todos esos amores de las fotonovelas, de los libros de Corin Tellado, los cuales me costaba conseguir y tenia que esconder, porque en la casa no entendían que esas publicaciones me dejaban soñar y me mostraban un futuro esperanzador.
La historia de la Nonna me había conmovido; la imaginaba hermosa, segura, una mujer con decisión, enterarme que tenía un pasado de amores me intrigaba: "HABIA AMADO". Ella había tenido un cariño especial por su segundo marido; a cada paso del relato crecía mi afán de saber, cuáles eran los motivos de ese afecto. Sorprendida, poco a poco fue contestando mis preguntas, el segundo matrimonio había durado muy poco, porque él se enfermo y al poco tiempo murió. En un momento del relato en sus ojos se pudo vislumbrar una chispa de alegría, dijo "Fue un buen hombre, me llevó a elegir un vestido". Yo la entendía porque para mi no era una cosa tan simple " elegir un vestido", sabía lo que eso significaba. Y con esa simple frase resumió lo considerado que él había sido, y que a pesar del tiempo transcurrido, cuánto ella había apreciado ese gesto.
Agradezco la publicación un abrazo. Ida De Vincenzo idadevincenzo@gmail.com |
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