Cuento*: | En un pueblo muy lejano, dentro de un bosque, había una princesa solitaria. Ella vivía en un hermoso castillo, pero este estaba vacío. Cada noche, la princesa lloraba, esperando que alguien la acompañara y la liberara de su soledad. Pasaron muchos años y nadie llegaba. Un día, un gato noble y curioso pasó por allí y, al ver a la princesa, le preguntó: — Princesa, ¿por qué estás sola en un castillo tan grande? La princesa respondió tristemente: —No lo sé. El gato noble, conmovido por su tristeza, decidió quedarse para hacerle compañía. Gato noble cuidaba de la princesa y jugaba con ella, pero la mas importante, es que llenaba su soledad. Poco a poco, la princesa comenzó a recuperar la felicidad; al fin, se estaba liberando de la soledad. Pero un día, el gato, apesadumbrado, se acercó a ella y le dijo: —Princesa, me tengo que ir... La princesa, sin decir nada pero con una expresión de desdicha, regresó a sus aposentos al instante de escucharlo. Lamentablemente, el gato noble tuvo que partir, dejando a la princesa devastada y en llanto. "¿Por qué?" , se preguntaba una y otra vez. Ahora su soledad era aún más profunda, porque conocía la compañía del gato noble. Pasaron días, meses, años... Hasta que un día, la princesa decidió dejar el castillo. Al salir, empezó a sentir una emoción diferente: era libertad. Sin embargo, la soledad persistía. Mientras caminaba, la princesa encontró al gato noble. Su corazón se llenó de alegría, pero junto a él había una mariposa, hermosa pero un poco cruel. —¡Gato! ¡Gato! —clamaba la princesa, acercándose a él. El gato, entusiasmado, corrió hacia ella rápidamente, pero la mariposa lo detuvo. —¿Quién es ella? —inquirió la mariposa. —Es la princesa —respondió el gato. Cuando finalmente el gato noble y la princesa se abrazaron, él le propuso a la princesa quedarse con él. Sin embargo, la mariposa no estaba de acuerdo. —De ninguna manera, es demasiada carga para mí — dijo la mariposa. El gato noble imploró a la mariposa hasta que finalmente ella consintió. La princesa optó por permanecer al lado del gato noble y la mariposa, sin embargo, persistía en ella la sensación de carencia. Fue entonces que un día, se percató de que no poseía una identidad propia, siendo únicamente reconocida como "princesa" . —Quizá esa sea mi carencia —pensó— . —Mi ausencia de identidad. —Pero, ¿cómo descubrirla?, se cuestionó. Finalmente, decidió despojarse de esa princesa sin identidad y emprender un viaje para descubrir su verdadero ser. "Adiós, Gato. Adiós, Mariposa" , dijo la princesa antes de partir hacia su destino. |
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